Es considerada como un
periodo de la vida libre de problemas de salud pero, desde el punto de vista de
los cuidados de la salud reproductiva, el adolescente es, en muchos aspectos,
un caso especial
En muchos países, los
adolescentes llegan a representar del 20 al 25% de su población. En 1980 en el
mundo habían 856 millones de adolescentes y se estima que en el 2000 llegarán a
1,1 millones. La actividad sexual de los adolescentes va en aumento en todo el
mundo, incrementando la incidencia de partos en mujeres menores de 20 años.
Por los matices según las
diferentes edades, a la adolescencia se la puede dividir en tres etapas:
1.1 Adolescencia Temprana (10 a 13 años)
Biológicamente, es el
periodo peripuberal, con grandes cambios corporales y funcionales como la
menarca.
Psicológicamente el
adolescente comienza a perder interés por los padres e inicia amistades
básicamente con individuos del mismo sexo.
Intelectualmente aumentan
sus habilidades cognitivas y sus fantasías; no controla sus impulsos y se
plantea metas vocacionales irreales.
Personalmente se preocupa
mucho por sus cambios corporales con grandes incertidumbres por su apariencia
física.
1.2 Adolescencia media (14 a 16 años)
Es la adolescencia
propiamente dicha; cuando ha completado prácticamente su crecimiento y
desarrollo somático.
Psicológicamente es el
período de máxima relación con sus pares, compartiendo valores propios y
conflictos con sus padres.
Para muchos, es la edad
promedio de inicio de experiencia y actividad sexual; se sienten invulnerables
y asumen conductas omnipotentes casi siempre generadoras de riesgo.
Muy preocupados por
apariencia física, pretenden poseer un cuerpo más atractivo y se manifiestan
fascinados con la moda.
1.3 Adolescencia tardía (17 a 19 años)
Casi no se presentan
cambios físicos y aceptan su imagen corporal; se acercan nuevamente a sus
padres y sus valores presentan una perspectiva más adulta; adquieren mayor
importancia las relaciones íntimas y el grupo de pares va perdiendo jerarquía;
desarrollan su propio sistema de valores con metas vocacionales reales.
Es importante conocer las
características de estas etapas de la adolescencia, por las que todos pasan con
sus variaciones individuales y culturales, para interpretar actitudes y
comprender a los adolescentes especialmente durante un embarazo sabiendo que:
"una adolescente que se embaraza se comportará como corresponde al momento
de la vida que está transitando, sin madurar a etapas posteriores por el simple
hecho de estar embarazada; son adolescentes embarazadas y no embarazadas muy
jóvenes".
2. EMBARAZO EN LA ADOLESCENCIA
El embarazo en adolescentes continua siendo una de las grandes preocupaciones nacionales no solo por las repercusiones orgánicas que trae consigo este especial estado sino también por los relevantes trastornos psico emocionales, sociales y económicos, que afectan el desarrollo personal de la madre, su pareja y el hijo de ambos.
La incidencia de embarazos adolescentes varía dependiendo de la región y del grado de desarrollo del país estudiado. En Estados Unidos, anualmente cerca de un millón de embarazos corresponden a madres adolescentes, constituyendo un 12,8% del total de embarazos. En países menos desarrollados, la proporción de embarazos adolescentes es de aproximadamente 15,2% en Chile y del 25% en el caso de Centroamérica
Se lo define como: "el que ocurre dentro de los dos años de edad ginecológica, entendiéndose por tal al tiempo transcurrido desde la menarca, y/o cuando la adolescente es aún dependiente de su núcleo familiar de origen".
La "tasa de fecundidad adolescente (TFA)" ha ido disminuyendo desde los años 50 pero en forma menos marcada que la "tasa de fecundidad general (TFG)", condicionando un aumento en el porcentaje de hijos de madres adolescentes sobre el total de nacimientos. En 1958 era del 11,2%; en 1980 del 13,3%; en 1990 del 14,2%; en 1993 del 15%. Este último porcentaje se traduce en 120.000 nacidos vivos de mujeres menores de 20 años.
La fecundidad adolescente es más alta en países en desarrollo y entre clases sociales menos favorecidas, haciendo pensar que se trata de un fenómeno transitorio porque, de mejorarse las condiciones, ella podría descender.
Para otros investigadores, la disminución de las tasas de fecundidad adolescente está cada vez más lejos, ya que el deterioro de las condiciones socioeconómicas globales hace que se dude sobre la posibilidad de que la mayoría de los países realicen mayores inversiones en sus sistemas educacionales y de salud, para alcanzar la cobertura que el problema demanda.