La crisis provocada por la falta agua en el mundo es fácil de entender pero difícil de resolver. La cantidad de agua en nuestro planeta es finita. El número de habitantes está creciendo rápidamente y la utilización del agua crece aún en mayor medida. Un tercio de la población mundial vive en países que sufren la falta de agua. Para 2025, se espera que esta cifra aumente a dos tercios. Pero la cantidad de agua existente en el mundo es suficiente para todos, para cubrir las necesidades básicas de todos. La Organización de las Naciones Unidas señala que cada persona necesita un mínimo de 50 litros diarios para beber, bañarse, cocinar y otros menesteres. En 1990, más de mil millones de personas no contaban con ese mínimo. Proveer acceso universal a ese mínimo de 50 litros para 2015, implicaría menos del 1% de la cantidad de agua que se usa hoy en el mundo. Sin embargo, parece un objetivo lejano de alcanzar.
Contaminación y enfermedades
El consumo de agua en el mundo aumentó seis veces entre 1900 y 1995 -más del doble de la tasa de crecimiento de la población- y continúa aumentando a medida que incrementa tanto la demanda doméstica como industrial. La calidad es tan importante como la cantidad: el aumento de la contaminación en ciertas áreas, hace que disminuya la cantidad de agua utilizable. Más de cinco millones de personas mueren cada año por enfermedades relacionadas con el agua, lo que equivale a diez veces más que el número de muertos a causa de guerras en el mundo. Y los efectos colaterales de la falta de agua son preocupantes como la perspectiva de que no haya suficiente agua para beber. El 70% del agua que se utiliza en la actualidad en el mundo está destinada a la agricultura Si la población sigue aumentando (se estima que pasaremos de ser 6.000 millones a 8.900 millones para 2050), se necesitará más agua para alimentarla. También se cree que incrementará el consumo a medida que incremente la cantidad de gente que adopta un estilo de vida y una dieta occidental (un kilo de carne -de una vaca que se alimenta con granos- necesita al menos 15 metros cúbicos de agua mientras que un kilo de cereales necesita sólo tres metros cúbicos).
Agua y pobreza
Los pobres son los que más sufren. La escasez de agua significa que en algunos casos habrá que caminar distancias mayores para conseguirla, pagar precios más altos para comprarla, generará además incertidumbre en cuanto a la disponibilidad de alimentos y el surgimiento de enfermedades relacionadas por el consumo de aguas contaminadas. Pero lo que se necesita para recolectar fondos para resolver el problema del agua en los países pobres es precisamente más agua para desarrollar la agricultura y la industria. La Comisión sobre el Agua respaldada por la ONU estimó en el año 2000 que se necesitarían unos US$100 mil millones adicionales por año para resolver la escasez de agua en el mundo. Esto vuelve irrelevante los US$20 mil millones que se necesitarán anualmente para 2007 para intentar resolver los problemas del VIH/SIDA y, según la comisión, es un cifra tan alta que sólo podrá ser recolectada con la ayuda del sector privado. Pero incluso si el dinero se puede conseguir, gastarlo de una manera inteligente representa un desafío. Represas u otros proyectos a gran escala afectan a un 60% de los ríos más grandes del mundo. En muchos casos, los costos en términos del traslado de poblaciones y de los cambios irreversibles en los ecosistemas vecinos son considerables. La utilización de aguas subterráneas es otra solución que se está poniendo en práctica, pero significa vivir utilizando capital acumulado durante miles y miles de años, reduciéndolo mucho más rápido de lo que se puede volver a llenar. A medida que se explotan las aguas subterráneas, los ojos de agua en partes de China, India, Asia occidental, la ex Unión Soviética y el oeste de Estados Unidos, se han ido reduciendo.
Soluciones técnicas
Las nuevas tecnologías pueden brindar ayuda, sobre todo limpiando contaminación y haciendo que el agua sea más utilizable, y en el terreno de la agricultura, las plantas más resistentes a las sequías contribuyen a un uso más eficiente del agua. La irrigación por goteo disminuye drásticamente la cantidad de agua necesaria para los cultivos, los rociadores de baja presión representan una mejora e incluso las construcciones de barro para atrapar el agua de lluvia son de gran utilidad. Algunos países están ahora tratando el agua desechada para que pueda reutilizarse -y hasta beberse- varias veces. La desalinización hace que sea posible usar el agua de mar, pero el proceso requiere una gran cantidad de energía y deja grandes cantidades de salmuera. Los optimistas dicen que el "agua virtual" puede ser la solución (el agua contenida en los cultivos, que pueden exportarse de los países ricos en agua a los más áridos). Pero las cantidades necesarias serían inmensas y la energía requerida para transportarlos gigantesca. Y la energía utilizable y económica será probablemente en breve un problema mayor que el del agua.
Cambio climático
En cualquier caso, no somos solamente nosotros los que necesitamos agua, sino las demás especies con las que compartimos el planeta así como el ecosistema del cual ellas y nosotros dependemos. El cambio climático también tendrá su impacto. Algunas áreas probablemente se beneficiarán con el aumento de las lluvias, pero otras zonas se verán negativamente afectadas. Es importante repensar cuánta agua realmente necesitamos si queremos aprender a compartir los recursos de nuestro planeta. Mientras que las represas y otros proyectos a gran escala desempeñan un papel importante en el mundo, también hay un creciente reconocimiento del valor de utilizar el agua que ya tenemos de manera más eficiente en vez de seguir extrayendo de ríos u otras fuentes de agua. Para millones de personas en todo el mundo, encontrar el balance es una cuestión de vida o muerte.
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